jueves, 9 de septiembre de 2010

Violencia pega a competitividad de México


México cayó seis lugares en el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF), al pasar de la posición 60 el año pasado a la 66 de un total de 139 naciones, señaló el organismo.

En el Reporte de Competitividad Global en su versión 2010-2011, el WEF reconoce que el crimen organizado, los costos de la violencia y la delincuencia, y la falta de confiabilidad en las instituciones, son parte de los problemas principales que le restan eficiencia productiva al país.

La confiabilidad y la calidad de las instituciones continúa cayendo (...) mientras que las preocupaciones sobre la seguridad entre la comunidad empresarial aumentan, debido a la creciente violencia relacionada con el narcotráfico y la intranquilidad ciudadana”, observa.

México es la cuarta economía donde el crimen organizado obstaculiza significativamente la productividad y el desarrollo de los negocios, ya que ocupa el lugar 136 de 139 en el ranking internacional, tan sólo por debajo de Venezuela (135) y seguido de Colombia (137), Guatemala (138) y El Salvador (139).

Asimismo, es la octava donde la incidencia de la criminalidad y la violencia representan costos mayores para las empresas, al colocarse en la posición 132. Colombia ocupa el lugar 134, y Guatemala, el 139.

Recientemente, el banco estadounidense de inversiones JP Morgan previó que la violencia relacionada con el narcotráfico implicaría una caída de 1.5% en el Producto Interno Bruto mexicano dada la reducción en la Inversión Extranjera Directa , así como en la inversión interna y en el turismo. (REFORMA, 6 de septiembre de 2010).


El WEF resaltó además que el mercado laboral es deficiente en México, “con regulaciones severas, gravámenes elevados en las nóminas así como altas cuotas en las contribuciones de seguridad social; y un ineficiente aprovechamiento del talento”, lo cual resta igualmente competitividad al país.



Sin embargo, reconoció que la economía nacional cuenta con políticas fiscales sólidas implementadas en las pasadas dos décadas, lo cual la coloca en el lugar 27 en estabilidad macroeconómica, por debajo de Chile (26).

El país ha mostrado un cierto grado de resistencia a las consecuencias dañinas de la crisis y ha logrado estimular su economía con políticas anti-cíclicas”, como apoyos a las Pymes, refiere el grupo en su reporte.

¿Qué hacer?

El organismo internacional sentencia que México debe trabajar en “un mejoramiento continuo para no perder terreno en competitividad ante el resto del mundo” y llamó a llevar a cabo una reforma al sistema educativo que incremente su calidad “necesaria para atender las necesidades de una economía que se mueve hacia la etapa más desarrollada del desarrollo”.






Agrega: “la educación superior pobremente notada (ocupa el lugar 79) no parece estar produciendo una fuerza laboral altamente calificada, particularmente científicos e ingenieros” lo cual merma asimismo “la adopción tecnológica y la innovación”.




Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) al presentar su Índice de Competitividad Estatal 2010 propuso que se implementen medidas para limitar el gasto corriente y el gasto en nómina por medio de una Ley General de Responsabilidad Haceindaria que involucre a los tres niveles de gobierno, junto con una mayor responsabilidad fiscal, es decir, mayor severidad en las obligaciones fiscales de los ciudadanos y los corporativos.

Igualmente sugirió una mayor y homologada rendición de cuentas a lo largo del país y el establecimiento de reglas claras en este sentido; así como una mejor inversión en infraestructura en la que se expliquen los objetivos y metas específicos de cada proyecto, donde cada gobierno y Congreso estatal establezcan su propio patrón de proyectos de inversión.

Tal vez, con estas medidas, se pueda restablecer la confianza en las instituciones mexicanas y así avanzar en la reducción de las prácticas burocráticas, la corrupción y los aún engorrosos trámites que implica la apertura de nuevas empresas que permitan estimular el mercado interno y crear motores propios para la recuperación económica.


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