lunes, 23 de abril de 2012

La típica historia

Cuando tenía 14 años todo era muy distinto: no era guapo, no era popular, no era risueño, no era sociable, no era un atleta, no era tan materialista, no era un casanova, no era un aficionado a ningún tipo de estimulante, no era emocionante... No era... No era... No era... ¿Qué coños era entonces?

Tenía sueños y deseos de grandeza. Me veía en un escenario desgarrando mi cuerpo y mis cuerdas vocales cantando power ballads. Me veía escribiendo en alguna Nueva York. Veía mi nombre en un diario o revista como autor de algún artículo, como periodista de rock. Me veía, en algún modo satisfaciendo mi necesidad de reconocimiento... Todo por amor (mal correspondido).

En ese entonces me decía:
Voy a ser grande y talentoso para que ella, que no ve más que un amigo en mí, se dé cuenta que soy mucho más que un tierno confidente que siempre ha soñado con tocar las estrellas, y se arrepienta de haberme dejado en el camino.

Voy a gritar desde la cima del mundo para que aquellos que me la arrebataban de los brazos se sintieran menos que una cucaracha rondando por las maloliente basura que uno deja en el olvido.

Diez años después: Soy mucho más que el promedio, una generación perdida en la mediocridad y la normalidad. Aunque por mucho estoy lejos de la cima.

No he dejado de soñar y nunca lo haré... La realidad pesa más que el mundo imaginario en el que me veía una década atrás.

Tengo un nombre que empieza a sonar más que el de un simple mortal; un nombre que ha sido difícil de mantener y que a veces se sumerge en el hastío.

La vida bohemia del imaginario de ayer se perdió en el sistema industrial de hoy.

Otra arista de la realidad es que me importa un reverendo cacahuate con quién sale. Me importa un comino qué fue de los populares, de los mal portados (jamás rebeldes porque nunca actuaron con inteligencia).

¿Por qué hago lo que hago, si la razón original se perdió con el transcurrir de los inviernos?

Quiero sumergirme en grandeza, en nihilismo y en placeres mundanos. Quiero escribir para la Rolling Stone y ser aplaudido en un auditorio repleto de una multitud voraz. Quiero ver muchos mares, tierras lejanas, rostros y cuerpos que me extrañen al partir en la búsqueda de una nueva aventura.

Sólo necesito nuevamente una razón.

Waiting alone I cannot exist, feeling this hate I have never missed... Please someone give me a reason to rip off my face. Blooding is pouring.


Conservo muy dentro de mí es ese ser emocional, un tanto depresivo, con sueños de grandeza y complejos de inferioridad -que aprendí a ocultar en cierto modo- y grandes amigos que me acompañaron en el camino.

No hay comentarios: