lunes, 9 de agosto de 2010

¡No más agresiones!

En nuestro país, la única voz que se escucha es la de las armas.
(R. Castellanos)

Silencio, el gran enemigo del periodista, impuesto mediante censura, intimidación o la muerte. ¡Ni uno más! Fue el llamado de protesta con que, el sábado 7 de agosto de 2010, cientos de periodistas exigieron plena seguridad ante las agresiones que el gremio ha sufrido en México.

Cuando en el año 2000 el país se sumergía en júbilo al sacar al PRI de la presidencia que ocupó durante 72 años, nadie se imaginó el retroceso democrático en el que estamos ahora, con 67 periodistas muertos y 11 desaparecidos desde entonces, más la infinidad de acosos y autocensuras.


Y es que atacar la libertad de expresión y de prensa es un claro atentado contra el gobierno del pueblo. Primero, ejecutado por los intereses “legítimos”; ahora, por los criminales que hacen más evidente quiénes están al frente y quiénes tienen el poder real.

En un fuego cruzado parecen estar los profesionales de la información.


Por un lado, reciben ataques de grupos delictivos que se sienten amenazados con la labor periodística; por otros, de los grandes capitales, los monopolios mediáticos –con intereses individuales desde la vista corporativa y no con responsabilidad social- y del ya conocido gobierno amedrentador.




Ante la dificultad de ejercer la profesión en México, muchos se ven obligados a vender sus sueños y dejar a un lado el utópico progreso de una nación que necesita el poder ciudadano para evolucionar en todos sentidos: cultura, ciencia, educación, igualdad social...

Debemos contrarrestar el discurso de Felipe Calderón”, “necesitamos estar más unidos, actuar colectivamente”, se podía escuchar entre comentarios de la manifestación silenciosa que recorrió casi dos kilómetros, desde el Ángel de la Independencia hasta la secretaría de Gobernación; y reunió a personalidades como el maestro Miguel Ángel Granados Chapa, o la directora del Departamento de Comunicación de la Ibero, Gabriela Warkentin.

¿Qué nos queda a quienes laboramos en el lugar más peligroso del mundo, después de Iraq, para ejercer el periodismo? En un pacto explícito, los congregados en el acto pacífico de protesta acordamos no someternos al monstruo que es el silencio.


Tenemos derecho a informar y ser informados. Es menester que el Estado mexicano otorgue seguridad y garantice la libertad de prensa, investigue y castigue todo atentado contra los periodistas; y no judicialice el acceso a la información ni el trabajo de investigación, le duela a quien le duela.

Pero lo más importante: que los monopolios de la información dejen de servir a intereses individuales, a negocios particulares, a costa de la ciudadanía. Que estos entes mediáticos garanticen la dignidad de los periodistas, y siempre tengan en la mira el bienestar y progreso de la población. Sueños y deseos.

Mientras tanto, desde hoy hasta el 24 de agosto, representantes de la ONU harán una revisión de la situación periodística en México. Estaremos a la espera de su reporte, que nos digan más de lo que ya sabemos.




Todas las fotos por: Julio César Sánchez

No hay comentarios: